jueves, 17 de diciembre de 2009

A veces

La habitación es redonda DISTINTA A TODAS, miro por la ventana, una ciudad dormida. Sorbo un poco de vino para humedecer la boca, de los labios brota el aire, fuego, agua, que cruel que el corazón apenas tarde en la negrura de las entrañas. Fuego, fuego más, arden en la hoguera todas las miradas, la mano forja ellas con un yelmo de palabras, las aceras desde mi otero Parecen ríos grises de nada, a la izquierda, una montaña de hierros rojizos, fríos, cadáveres de una urbe Que si la oxidada Miras llora. Lloras, nada es lo que era antes, se han secado las fuentes, las flores ya no huelen, los ojos ya no ven, ni conquistan, ni pelean. Primeramente una voz de metal, Después, entre esquinas y tabernas una canción de desamor, un mordisco, una tormenta, sudor, alguien castiga sus venas, Alrededor una rosa, una Quizá sospecha. Miró por la ventana, la ciudad sigue dormida.



A veces me asusta el rumor de tu ausencia, a veces, A veces sólo, suplico a la vida que te Encuentre regrese y te.

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