Creí que el cosquilleo que de nuevo recorría la espalda, era el amor, que en bocanadas de azulado aire hasta el corazón llegaba. Me confundí, de bruces di con la crueldad de las palabras, ni amor , ni canción, ni nada de nada.
domingo, 8 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El cosquilleo está bien. Sienta bien.
ResponderEliminarLas palabras también. Acarician.
Pero para encontrar el amor, hace falta mucho más que una sensación de cosquilleo y palabras...verdad?
Un abrazo.